jueves, 1 de septiembre de 2016

Cuando se pronuncia

La noche de esta noche pregona palabras

[si quiero me toco el alma pues mi carne ya no es nada, he de fusionar mi resto con el despertar aunque se pudra mi boca por callar]

y ella las va escuchando sin querer, porque están ahí nomás, y sin pensar empieza a pensar en ellas con algo de temor, como que no sabe de dónde salen 

[ayer vine y hoy me alejo, destino del caminar, en algo nos parecemos, vientito del Tucumán]

La noche no le presenta sueño sino un poco de preocupaciones, o algo parecido, y se desalienta al mirar los papeles y ver que nada de eso le concierne, la ocupa, la merece 

[no sabes cómo extraño tu alma, espero que te olvides mi nombre…espero, sólo espero tu nombre, sobre mi nombre en este día…]

va haciéndose de madrugada, y se despeinan las agujas de reloj, y las frases resuenan como si nada 

[y yo los miro sin querer mirar, enciendo un faso para despistar, me quedo piola y empiezo a pensar que no hay que pescar dos veces con la misma red.]

La noche de repente exhibe un café bien puro, y algo de frío

[mañana de sol, bajo por el ascensor, calle con árboles, chica pasa con temor, parada Carlos Gardel]

y saca cuentas. Ella necesita que se haga de día para que los pensamientos más oscuros de su interior se disuelvan como un lento suspiro 

[para qué preparas tu sonrisa de medianoche, nena que caminas a estas horas por la vereda, cuántos sentimientos atenidos por ese miedo]

y el café le ayuda a pensar un poco, o la despierta más de lo que debería despertarse, 

[cambiando lo amargo por miel, y una gris ciudad por rosas]

y saluda como en espejismos a pequeños duendes que deambulan por su aparador, entre los portarretratos 

[esta noche algo se va a ahogar, es este ardor, y es esta la fiebre del que espera frente al despertarvámonos de aquí]

hasta que uno de ellos se atreva a acercarse, la noche de estas noches sigue divulgando palabras, 

[estamos en la tierra de nadie pero es mía, los inocentes son los culpables, dice su señoría.]

Ella parece que no es conciente de si está oyendo o no, no se lo pregunta siquiera. Luego, tira el café a medio tomar, no tiene sueño ni deja de tenerlo, está neutra 

[son tantos tus sueños… que ves el cielo mientras te veo bailar]

y las sigue escuchando hasta que le salen, precipitadamente, las secas palabras a ella… que hace tanto no podía pronunciar.
escrito en Ago./2008 aprox.

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