viernes, 29 de diciembre de 2017

¡Qué!

El pleito entre un cerebro y un papel y un ser
que se des-encastra como un tetris a la inversa
perdiendo piezas para formarse,
es, en esta tarde, el escenario ideal para
sortear fantasmas e invocar a la muerte
más exquisita en una gota de sudor,
a la sonrisa más auténtica en una arruga
al final del párpado,
a la belleza más arrogante en un reflejo en movimiento,
a la perdición imbécil de un poema
que no se ha dicho ni pensado nunca.
Y así
como una frase que decora la puerta de un baño sucio,
aparece la consciencia, desnuda el alma
y la somete a las letras.
¡Qué disrupción tan elevada!
¡Qué tormenta tan pecaminosa!
¡Qué grito tan tenebroso!
¡Qué melancolía tan vívida!
¡Qué misterio tan en carne viva!
¡Qué juego tan laberíntico!
¡Qué doble filo tan fugaz, en todos los latidos,
en cada uno de los coágulos de sangre!
escrito en Mar./2017 aprox.

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Sinestesiados


Sin cuerpo y sin restos tangibles
pero electrizándolo todo con ráfagas de luces
así te veo en la noche
cuando cierro los ojos y te hacés música.
escrito en Mar./2017 aprox.

martes, 19 de diciembre de 2017

Como a todo

Nos vi incluidos, hermanados
como el jazz y el blues,
aturdidos, acabados
con pestes entre las manos.
Nos vi enteros, y fragmentados
felices y desolados
cautivos y liberados.
Nos vi desde cada ángulo,
encontrados.

Nos vi como a todo, contrariados.

Nuestras miradas inventaron los paisajes,
nuestros pies nos contaron el verano,
oí a tu lengua, besé tus párpados
y supuse la condición de irrepetibles
cada vez que nos eternizamos.
Cambiando el cielo, nos cambian los halos.
Soy tuya porque soy de todo,
de la lluvia, del río, de la sed, del caos.
Soy tuya porque elijo encomendarme
a crecerte en cada lado,
a envolverte con mis ramas
para que te conviertas en pájaro.

Nos vi como a todo, completados
por la corriente, por el vaivén,
por el espiral enredado
del amor que no sofoca ni hiere,
solo admira lo que es diferente,
del amor que no muere,
solo amanece y florece.

Nos vi altísimos, sin sombras
sin piernas ni brazos, solo labios.
Nos vi como a todo, cambiantes
y sin embargo, tan exactos.
escrito el 02/Dic./2017

lunes, 18 de diciembre de 2017

Eléctrico

Despertar en el dipolo insensato
o frente a dos paredes infinitas
con cargas distribuidas, de los signos que quieras,
llevando tal densidad volumétrica,

inmersa en campos que si son o no
uniformes, me marean igual
y me tiran con fuerza, es
como configurar los ángulos esos

que indican que perpendiculares
no somos
y que hay un coseno
por el cual multiplicar esta desidia.

En el caso de que seas
una carga de prueba,
no significa que seas una carga
para la gente que no entiende de protones.

De todos modos,
en la uniformidad o no, sólo sé
que ante esta cerrada superficie
que encierra tu electrización

lo único que distingo,
y que influye en los alrededores,
son las líneas de fuerza infinitas,
esas que salen radialmente,
hacia todos los puntos por igual

desde tu sonrisa.
escrito en Jun./2012 aprox.

sábado, 16 de diciembre de 2017

¿Estará mal?

El día que renuncié a mi trabajo supuse que la rutina estaba hecha para romperla, entonces procedí a deponer mi cansancio en una locación de alternativas suficientemente esperadas como para sumar escalonadamente a la sensación esa casi imposible de definir, que muchos llaman felicidad.
Bien, supongamos que se llama felicidad (y así la quiero llamar). ¿Estará mal?, me pregunté.
El día que renuncié a mi trabajo sabía que estaba haciendo algo que muchos no harían; que por el futuro, que por la situación económica, que por el "qué pasará", que por el... Cajita de proyecciones, eso es siempre lo que tenemos más a mano, ¿y el ahora?... Entonces, la cajita de proyecciones también se rompió y se convirtió en el "ahora", en el "basta por hoy", en el "hasta acá llegamos". Ahora, bueno, ahora vivamos del ahora hasta donde podamos.
El día que renuncié a mi trabajo supe que ese trabajo nunca me había gustado, pero me había servido, que nunca me había sentido tan cansada, pero que ahora podía retomar algo de lo que había dejado sin tocar el abismo estresante. Fue así que vine a refugiarme, sí señores, y olvidarme del cumplir el horario donde debiera convertirme automáticamente en maquinita que no piensa, sino que sigue un procedimiento tantas veces absurdo.
El día que renuncié a mi trabajo me pregunté, dejar de ser maquinita que no piensa, ¿estará mal?.
Un zumbido de preocupación siempre hay, ojo, pero hay también alguien que disfruta de la música o de un partido de truco o de una tarde sentada en el pasto o cualquier cosa chiquita-cotidiana-simple. Eso es lo que no quise perder, renuncié a mi trabajo porque no lo quise perder.
Y porque la lejanía cuando se necesita un abrazo es todo un tema que la maquinita que no piensa no tenía más ganas de soportar. El día que renuncié a mi trabajo estaba segura de que hay muchas cosas mejores, que vendrán solas y casi sin buscarlas, y mientras tanto, será el proceso continuo que lleva a la felicidad, a soñar, a poner un disco de Miles Davis y poder escucharlo entero porque hay tiempo y no se anda corriendo.
El día que renuncié a mi trabajo me pregunté ¿estará mal querer disfrutar más y correr menos, estará mal pensar menos en el futuro y más en el ahora, estará mal escaparse un rato, por tiempo indeterminado, para socorrerse de la rutina infeliz o de la inconsistencia de los principios, estará mal salir de esa cueva y respirar un poco?
Yo creo que está bien, muy bien.
escrito en Jul./2013 aprox.

viernes, 8 de diciembre de 2017

En los pensamientos nadar

Varias veces he tenido pensamientos de colores
colores, sí, colores olores colores
verdes y azulados y amarillentos.
En cada pensamiento, un miedo, una flor y un tobogán
para deslizarme,
cientos de soldados batallando
y un sin fin de circos.

Los pensamientos pueden ser
de agua de arena de cielo de miel
en cualquiera de ellos se puede aún nadar
recorrer
y salir, o no salir si no se quiere.
Varias veces he tenido pensamientos
cada uno de ellos con pastos selvas mareas
larvas y pequeños
saltamontes.
Y no es que no hayas estado en algunos
de mis pensamientos
sino que te he transformado
en sapos, cuchillos o águilas
o cosas por el estilo.

Muchas veces he tenido pensamientos
en vano
solamente para nadar un rato en ellos
y sonreír.
Sin ilusionarme, sin creer,
sólo pensar sentir oler crear volar pensar nuevamente,
y correr.
No llorar, correr.
No golpear, correr.
Y he traído de mis pensamientos
los mejores instantes
de luciérnagas bosques y ensueños
pisadas y nubes blancas, no grises.
Y en esos pensamientos me he zambullido
como mil peces
he traspasado
las sombras, los fuelles, los puentes.
he vislumbrado
más colores, desconocidos, más.
Y más.

Colores que no existen
o que se mezclan.
Y he vuelto a nadar en un mar de sonrisas leves
y ojos bien abiertos
y mejillas bien redondas
y manos entrelazadas
que se aparecen en mis pensamientos
como burbujas de agua en ebullición.
escrito en Jun./2011 aprox.

lunes, 4 de diciembre de 2017

Un noche de blues

Charli es el mendigo
Sonriente de la nada
Pesca el sol con la mano
Y escribe sonetos a las hormigas. 
Charli frecuenta el pasado
Embiste el mundo 
Pero no huele el fermento
De sus olvidados amores.
Charli marca el ritmo 
Con el pie izquierdo
Toma la guitarra en su cubículo,
Cabina invisible de peatonal.
Arremete con un vaivén 
Que suena a delta blues
Y después saluda con su sombrero 
Donde caerán las monedas.
Charli no sabe tejer el miedo
Ni rechinar los dientes,
Solo pretende
no pretender nada
Y perderse enseguida
En un humeante paseo
De esos que el sonido realiza
Ante el sempiterno e inconsolable ahora.
escrito el 29/Nov./2017