Qué grato sería poder demostrar tus teoremas, analizar tus recorridos, investigar tus elementos y rozar tus números infinitos.
Qué grato sería descubrir tus límites notables, y hacer propias tus proposiciones lógicas.
Qué grato sería acostarme con tus biestables, decodificar tu lenguaje, construir tus circuitos, transitar tus programas, dormir con tus registros y lamer tus buses.
Qué grato sería contar tus matrices, acariciar tus determinantes y besar tus incógnitas.
Qué grato sería indagar en tus algoritmos, mecerme en tus subacciones, seducirme en tus archivos, caerme en tus punteros, autoinvocarme en tus recursiones.
Qué grato sería manosear tus componentes, determinar tu coeficiente, tocar tu momento de inercia, encontrar tu fuerza de rozamiento y degustar tus movimientos giroscópicos.
Qué grato sería probar tu punto de inflexión, soñar con tus contadores, beber de tus mapas de karnaught, mirar tu tabla de verdad, y sentir tu inelástica colisión.
escrito en May./2010 aprox.
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