domingo, 29 de enero de 2017

Elemento, lunar y boca

Quiero tirar la moneda al aire
que salga cara
que salga su cara,
amén de todas las estrofas de una
canción siempre inexistente, acá estoy
encendiendo la risa, quemando,
ultrajando a los cosquilleos internos
sólo por no morir.
Hoy, voy, doy.
Nada más para agregar, solo ir.
Vencer la niebla, lavarme la cara
dejar a un lado los preludios.
Así me despierto, así es el ritual.
No todo es tan simple a las siete de la mañana.
escrito en Ene./2017

viernes, 27 de enero de 2017

Dos pies

Dos
pies
miran
la
caída
de
una
lengua
en
una
boca
ajena
carnosa
mojada,
suerte
que
se
llevan
tan
bien,
piensan,
que
ninguna
se
resiste
a
la
otra.
escrito en Ene./2017

viernes, 20 de enero de 2017

Los poetas no bailan

los poetas no bailan
se duermen en plazas
beben y fuman en las ventanas y veredas
juegan a quién se muere primero
saben de la luna porque a ella adjudican
sus más preciadas mareas
saben de la lluvia porque en cada gota
ven caer una nueva poesía gris
saben de la primavera
porque de ella sacan las flores con las que inventan
sus palabras multicolores
saben del viento porque son el viento...
pero los poetas no bailan
bailan sus ojos
después de tantas cosas vistas
pero ellos no bailan
bailan sus cabellos
porque ahí es donde portan y transportan
los dobles filos
las peleas internas
los amores
las escondidas
los desastres perfectos
la soledad
escrito en Dic./2012 aprox.

miércoles, 18 de enero de 2017

Sutilezas

Como todo lo imperfecto que nos cubre
una bandada de pájaros imperfectos
nos derrota,
nos traduce las leyes de los cielos
que están pintados de la dulzura,
del misterio de la luna
y del color que respira el mar.
Pero que son tan inalcanzables.
Tan.

Sobre todo en la primavera
que va recibiendo al verano,
ya se va a florecer el viento,
ya se van a remontar los barriletes
que tanto se quieren ir, que tan amarrados están
por hilos, a la tierra.
Pero se quieren ir.
Van.

Entonces el dueño
de la masacre temporal,
del arremolinado fantaseo
de helicópteros llenos de magia
que sobrevuelan las cabezas que creen,
que creen en algo, sabe
que es hora de soñar.
Sabe que es hora de soñar,
y sueña.

(Ya se fue a dormir
ya se fundió en sus sueños, ya será luciérnagas.
Vino fino, sutilezas, ya se fue a perderse quién sabe dónde.
La caída, el golpe, son sólo momentos.
Lo eterno es la sensación que dejan.)
escrito en Abr./2013 aprox.

lunes, 16 de enero de 2017

Días de...

Big bang retroactivo
taper ilusorio
bostezo animal y desgarrador...
Posición del abrazo
algunosdíasatrás.
Aroma frío
sistema dentro del macrosistema sucio.
Otro bostezo, y va.
Estómago con audio
dureza, cervical paralítica
doscientos años luz de tensión.
De a poco, ensueño,
mientras entre el mientras (todo es "mientras")
almohada incómoda, o incómodo cuello.
Puerta abierta
siempre llegar tarde, ya es ley.
Dos o tres horas de puntos
y más puntos esparcidos.
Quiebre, vos, viaje mental,
más viajes, eternidad.
Súplica, otro viajesúplica.
Dedos a mil, horas,
búsqueda cabeza abajo, taquicardias.
Túnel en viaje de ida.
¡Puf! y de repente
el mundo.
escrito en May./2013 aprox.

domingo, 15 de enero de 2017

Remolinos

En el tiempo que dura un beso en la mejilla
sentencié cada segundo que me fue dado,
recordé cada terminación nerviosa en llamas,
invité a cada vorágine a reconvertirse,
en el tiempo que dura un abrazo apretado
juzgué todas mis noches y ningún día,
celebré la esponja del cosmos,
ansié la vida, como un frasco lleno de semillas.

Abandoné
la
consciencia
en un instante,
eterno y bello instante sin sonrisas,
confiando en los dedos, en las palabras,
en los gritos que provenían de su alma.

Adquirí cierta fuerza en el recorrido
y un amor inmenso por el cuerpo, por la sed y el desparpajo.

La muerte llegó un día
hasta mí,
me susurró los secretos más inesperados,
olvidó mi olvido, envidió mis envidias
quiso vivir mi muerte y
morder el infierno
pero nuevamente llegaron el beso en la mejilla
y el abrazo apretado
y ya no hubo
tiempo que medir
ni muerte
que esperar.
escrito el 04/Ene./2017

miércoles, 4 de enero de 2017

Maldición, va a ser un día hermoso

Estoy
recolectando la basura existencial de campañas políticas
basura que no se puede, siquiera, reciclar,
fantaseando con el noticiero que voy en algún bondi
por Avenida Gral. Paz con mi cabeza en tu hombro
(pareciendo el destino más importante que la marejada
de los vuelcos que me hicieron desperdiciar tantos años sin mutarme),
y que chocamos contra el auto de la primicia, y que se arma un gran embotellamiento
y que mientras caigo en el choque y mi frente se golpea contra un asiento,
la cara de Massa me flota en un cartel
y pienso "si me muero, no iré a votar una mierda".
Quizás mejor, a la bosta el sufragio, a la mierda la fantasía;
tus ojos verdes están mirando un paisaje en una ventanilla
a no sé cuántos cientos de kilómetros
y mirarán después el celular, y después nuestros mensajes sexópatas.
Estoy
memorizando los vaivenes del aprendizaje-a-distancia
como un curso por iutúb-onlain,
ensombreciendo la cueva donde vivo, aunque sea de día
para que las formas un poco me recuerden la silueta
que se formaba con la cortina que nos miraba cuando atardecía.
Vaya que sí, que no cuesta nada
el cerebro anda solo, solo y perseverante, es su auto-atentado,
y es así como se desarma ante la fecha, la política,
la cortina y lo imaginado,
pero el bondi, tu hombro, y ningún choque,
todo eso es más real que el día y el sol pegado al asfalto.
Mi cerebro, qué más da, puede imaginarse que sin embargo cae nieve,
porque siempre hizo lo que se le canta, el muy puto.
Y hoy te ve, y ahora te recuerda
y le dice a mi mano que te escriba, que sí,
que te diga
que te mando un abrazo por cada kilómetro.
escrito en Mar./2015 aprox.

martes, 3 de enero de 2017

Punto fijo

El ruido de un charco atravesado por un auto.
El televisor que muestra imágenes en mute.
El brillo de la llovizna que estampa la calle plateada.
El sonido que viene desde la cuchara que choca con las paredes de la taza.
Un corrupto miedo que ensancha los poros.
El fino hilo que ata cada lado de un precipicio de tela de araña.
El motor de la heladera que aturde.
Una almohada que se moja impávida.
Un cepillo de dientes que yace caído en el lavatorio.
La pantalla de una computadora que apesta.
La insondable constancia del reloj que manosea al tiempo.
El sahumerio que se esfuma en expansión sinuosa y perfumada.
El acorde de una canción de los Beatles que minimizan las paredes.
La olla con tallarines que avisa el hervor.
¿Cuánto tiempo pasó? Quizás fueron dos minutos, dos horas o dos días.
El estado de las cosas no me importa ni me satisface.
Sólo pasa que no me he dado cuenta.
Sólo pasa que todo puede pasar, indiferente a mí,
y fecundarse
mientras el espejo de reojo refleja mi imagen
inexistente
que mira un punto fijo.
escrito en Sep./2014 aprox.