miércoles, 31 de enero de 2018

¿Te gusta la constante de Boltzman?

"Hola, ¿cómo estás?", qué pregunta más inútil
para comenzar a hablar
sería quizás mejor esbozar un
"¿Cuántas veces te suicidaste?"
"¿En qué pensás cuando comés tarta de acelga?"
"¿Alguna vez soñaste con un loro que rapea?"
"¿Existirá algún país donde coman bichos bolita?"
"¿Viste que siempre tiene que existir un país donde coman cosas raras?"
"¿Te gustaría ser un helicóptero en otra vida?"
"¿Cómo se llama tu almohada?"
"¿Alguna vez rompiste un cajero del banco?"
"¿Te gusta la constante de Boltzman?"
Hola, cómo estás.
No cabe respuesta sincera, ni frase en la cual se pueda confiar.
No sirve.
Ahora bien, "hola, quién sos ahora", podría ser una buena manera de terminar con la farsa, pero... No, imposible.
Cómo preguntar eso si hasta ayer yo fui algo que no soy ya. Qué complicado.
¿Sos vos, estás seguro? ¿sos vos el mismo de esta mañana,
sos el mismo que hace dos minutos?
En caso afirmativo, responda Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed eiusmod tempor incidunt ut labore et dolore magna aliqua.
En caso negativo, responda Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed eiusmod tempor incidunt ut labore et dolore magna aliqua.
escrito en Ene./2017 aprox.

jueves, 25 de enero de 2018

Oniris

Me incorporo en este sueño
me siento como una pizca de marea, de movimiento
entiendo las voces que me hablan
aunque no se desnuden del todo,
me pierdo en el paraíso de los dormidos,
soy el sueño anudado en tu almohada
soy mi sueño intentando cubrir lo real
soy una crisis de vida y una muerte de puntos suspensivos,
me reservo la fiebre
te la presto, a veces
disuelvo mis papilas gustativas en miel
camino campos, olfateo brumas,
enciendo una luz sobre mi cabeza,
visualizo el tiempo.
escrito en Ene./2017 aprox.

miércoles, 24 de enero de 2018

Amor de Calíope

Soy dueña de un amor supremo,
un amor que me traspasa, me inunda,
chorrea sobre mi epidermis y se esparce
en cada cosa que toco y que hago.
Soy dueña de un amor elástico y expansivo
que licúa mis sentidos sin atormentarlos,
que crece cuando duermo y que se reproduce cuando beso,
cuando canto, cuando escribo, cuando cocino, cuando trabajo,
cuando abrazo, cuando escucho, cuando leo, cuando encuentro.
Soy dueña de un amor infinito, cuya sed es verdadera.
Soy dueña de un amor perenne y consciente, abierto a todas las posibilidades del universo,
existente en todos los planos y alado en la inmensidad,
que renace cada día con más vuelo y más fuerza.
Soy dueña de un amor que no me hace dueña de nada.
escrito en Sep./2017 aprox.

domingo, 21 de enero de 2018

Allí está el secreto

Caída libre y voltereta. En eso resultó la vida.
Calaveras mirando al cielo,
misterio constante, claroscuro de viento.
Caída libre y dimensión áurea,
en eso resultó la vida.
Contemplación acorde a los tiempos (que no son los que corren).
Caída libre pero no por eso mortal.
Allí está el secreto.
No basta con saberse cayendo,
hace falta la liviandad. Es nuestra única salida.
Si caemos pesados, la fuerza de gravedad
nos hace picadillo contra el suelo.
En cambio si somos livianos,
la caída no parece fatal
y se transforma en vuelo, como globo, como hoja, como bolsa de nylon, como pluma.
Caída libre igual a vuelo.
En eso resultó la vida.
escrito en Oct./2017 aprox.

viernes, 19 de enero de 2018

Ante la bruma

No supe qué hacer ante la bruma.
Mis dedos jugaron con las teclas
de una infame computadora
y mis oídos agradecieron la melodía
demente y rugosa de Heroin.
Cuando Lou Reed acalló mis pensamientos más superficiales
y me adentré en el viaje,
no supe bien qué hacer ante la bruma
y oré en voz alta hacia los cielos
con una serie de mantras recitados al revés
y los brazos estirados en cruz
abiertos al devenir de lo que quiera manifestarse.
Improvisé un mecanismo
para proveerme calma,
someter a mi ansiedad
y que no me falte el respeto.
Funciona a veces, cuando te nombro,
y otras no funciona, pero también te nombro.
Soy un manojo de repuestos de fe sin ruta
y cuando encuentro un guía, siempre es estrella
y está lejos pero alumbra.
Soy un manojo de pieles envueltas
y nunca sé qué hacer ante la bruma.
escrito en Ago./2017 aprox.

miércoles, 17 de enero de 2018

Edad de transición

Mis mecanismos no funcionan como antes.

Podría correr decenas de kilómetros o acostarme al sol por horas hasta quemarme la piel con la misma inercia.
Mi edad de transición me desarma del lenguaje, ese al que tanto me até para entender y darme a entender.

Ahora mismo, todo lo que aparece en mi mente es imposible de empaquetar bajo el lenguaje.
Y vos, elocuente
verbalizando las previsiones de tu mente
al traducirlas todo es sideral, global y real,
como ver la malla de hilos que tejen los planos en los que nos movemos, como ver el sinuoso retazo de nada entre la fantasía y la realidad.

Estar ahí, en la transición, en el movimiento, en la ruptura, en el desorden previo al nuevo orden, en la fusión, en el paralelo donde se mezclan dos lenguas, en el intersticio.

Entonces no tengo elocuencia porque tampoco tengo palabras.

Sólo tengo mi mente que explota para renacer y no acaba de hacerlo que explota nuevamente, y la implosión de conceptos y de puntos de fuga y de paréntesis se ejecuta de manera ordenada pero random, como un azar medianamente estipulado, como una probabilidad cuántica.
escrito en Nov./2017

martes, 16 de enero de 2018

Por más muerto que parezca el tiempo

y das pasos firmes, o eso creés y te lo recordás a cada instante
y te encontrás con el deseo y la premonición,
te encontrás con todo, con un escenario
te encontrás con cosas que estás a punto de dejar,
y una mañana de frío ves un tipo vestido de papá noel
saliendo de una verdulería
y pensás qué bizarro mundo qué bizarro mundo
es este
y te reís y te sumás a la bizarreada
porque te funciona bailar y caerte
o te funciona sentirte ridícula
porque te parece sano reírte un ratito de vos misma
y darte ternura;
o te encontrás leyendo cosas de extraños paralelismos
y se lo contás a alguien entusiasmada
porque lo importante en tu vida cabe en una sola línea
y no es una cosa tangible
y después, das vuelta el río paraná
como si fuera una palangana llena de agua
y te mojás de calor;
o te fundís en la chapa de un chaco corrientes
con un vestido corto bajo el cual
tuviste el cuidado de ponerte un short
porque hay viento y escaleras y hacés
la marilyn monroe en la parada del puerto,
o te acomodás la ansiedad en el costado
y la disimulás,
para luego meterte de lleno al otra vez bizarro
momento de toparte con eso
que ya conocés pero no,
y de golpe la tierra que no es esférica sino plana
gira
igual
aunque el horizonte parezca el mismo
y ahora tengas en una contractura los recuerdos de la madera
y del flaco
y del amor semilla;
o tal vez, busques en el calendario los símbolos mayas
para saber que la magia y la visión
casi que se necesitan,
y te alegre
y te estimes
(por fin)
y te sofoque la alegría,
y te separes de tu propio cuerpo
y flashees viaje astral,
y te veas, paralela al piso, sublime
y te agradezcas;
o quizás te bebas como en una poción, aturdida
de tantos espasmos mentales
de tanto aprendizaje junto
que casi que te sorprende verte ahora en un espejo
y no juzgarte,
o quizás cada mirada en el espejo sea una novedad
porque sí
porque te sentís nueva, qué digo hace meses, qué digo
hace días, qué digo hace horas,
sos nueva hace un segundo, y lo serás en el segundo siguiente;
o acaso un día despiertes sabiendo que de verdad te fuiste
de verdad hay un alma,
de verdad diste un beso, de verdad diste una caricia,
por más muerto que parezca el tiempo,
por más discusiones que tengas con tu propio cerebro,
por más minúscula que te hayas sentido,
ahora no, ahora simplemente todo sucede;
o seguramente estés en el camino correcto
que siempre es el que tiene corazón
y entonces lo ponés entre tus manos como ofrenda,
aunque se frite con el sol
aunque se te caiga y ruede por la tierra
aunque no siempre todo sea un juego;
o tal vez una madrugada vueles pero de verdad
y aterrices donde ya estás con el espíritu
y te reciba un aire fresco y el sol,
y nada te atosigue, y todo te alegre
y aunque no exista un hotel llamado love
como el de enter the void,
le inventás las luces de neón con tus pechos,
alumbrás la tarde que se va con sonido de tren,
te aprendés de memoria
el grito de una ciudad de cemento,
y te acomodás para sentir su piel en un parque;
o, puede que te propongas
sacudirte el cabello
y descalzarte otra vez,
y denunciar las deshoras, respetar las subidas y las bajadas,
arreglarte el cielo
amar
amar hasta morir
escrito en Dic./2017 aprox.

lunes, 15 de enero de 2018

In-finitud

Andar como las luces, viajando en tus ojos
necesitar la vívida sed
para culparla y amarla,
despertar en el caos que encierra tu mente y recorrer su laberinto,
calmar los reflejos, insistir en el agua, nadarte.

Andar como las luces, llegando lejos,
perpetuarme en los prismas, en los espejos,
en las burbujas de detergente,
reventarlas saltando como niños,
visualizar en ellas todos los arcoiris
que existieron en el cielo en estos siglos,
girar y marearme,
saludar a la parte mía que abandono.

Andar como las luces
atravesando tu transparencia.

Te invito a recorrer conmigo
la cinta de Moebius.
escrito en Feb./2017 aprox.

domingo, 14 de enero de 2018

A que no te animás

Una mano toma otra,
electriza la palma con su palma,
cuenta los dedos con sus dedos,
llueve y da de llover mientras una guitarra
sonando nubla el techo-cielo,
resuenan cantatas para puentes en las huellas digitales, sales,
serpientes sin veneno, desiertos prometen
tacto y hastío, altas temperaturas y oscilaciones,
un safari espontáneo, visiones de fauna, leones durmientes,
estanques, monos y tigres (tigres que se ven en la lluvia de Spinetta)
sí, todo llueve
el pliegue, la yema, las líneas de la mano contando secretos.
A que no te animás a encender el fuego
desafía una de las manos a la otra,
a que no ardés, a que llueve en la mecha
primeriza y consternada de la noche.
A que sí, dice la otra.
Y el juego comienza pronto.
Una mano toma otra y se calcinan en el viaje
y una se ríe, y la otra consigue el vuelo
y las agujas del reloj frenan como dedos que se murieron.
escrito en Mar./2017 aprox.