sordos y agonizantes mutando.
Presiento la ruda esencia
de la humanidad anclando.
Y empiezo
a crear locos abismos,
mezclados en tu locura
porque ni las sabias ciencias
saben matar la amargura.
(Ya no sé para qué sirven las penetrantes miradas
en este mar de silencios).
El mundo incuba nulos,
certeras burbujas y ciegos,
hostiles mapas y puentes
en los cuales no figuran miedos.
Y sigo
jugando en tu espejo a las muecas
riéndome de la muerte
sacudiéndome la sal
y escupiendo las ganas de verte.
(Ya no sé para qué sirven las penetrantes miradas
en este mar de silencios).
escrito en el 2007 aprox.
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