Mis dedos jugaron con las teclas
de una infame computadora
y mis oídos agradecieron la melodía
demente y rugosa de Heroin.
Cuando Lou Reed acalló mis pensamientos más superficiales
y me adentré en el viaje,
no supe bien qué hacer ante la bruma
y oré en voz alta hacia los cielos
con una serie de mantras recitados al revés
y los brazos estirados en cruz
abiertos al devenir de lo que quiera manifestarse.
Improvisé un mecanismo
para proveerme calma,
someter a mi ansiedad
y que no me falte el respeto.
Funciona a veces, cuando te nombro,
y otras no funciona, pero también te nombro.
Soy un manojo de repuestos de fe sin ruta
y cuando encuentro un guía, siempre es estrella
y está lejos pero alumbra.
Soy un manojo de pieles envueltas
y nunca sé qué hacer ante la bruma.
escrito en Ago./2017 aprox.
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