Nefasto no es una palabra demasiado usada, y eso que hay muchas cosas nefastas: la corrupción, la discriminación, la desinformación, la inopia.
Referenciando a los días, épocas o eras, también se las puede adjetivar como nefastas cuando se desarrollan tristes y funestamente. No lo sé con seguridad, pero deben ser esas épocas vacías, inoperantes, o desgraciadas.
Asimismo hay personas nefastas; la real academia también dice que son detestables. Bueno, claro, ser nefasto nunca es agradable, transportar la infelicidad y derramarla a los demás no es algo apaciblemente recibido. Al contrario, quizás emergen las tristezas personales en contacto con un nefasto y ya ni siquiera se puede llegar a pronunciar bien el fas antes del to al sentir tanta desdicha.
Yo sé bien que esta palabra empezó a circundar en mi mente hace no mucho, y bueno, la analicé, un par de veces la grité para escucharme diciéndola y me empezó a gustar su fonética, como la palabra tobogán, por decir algo.
Pero su significado específico no había llegado sino hasta suceder recientemente un claro hecho que marcó el inicio de la conciencia de la persona nefasta, y como resultado, el fin de una época nefasta.
Claro, esta palabra aparece en mi cabeza de dicha forma, porque fue la que nació naturalmente cuando me di cuenta, cuando me quebré la frente en dos, cuando me di un sopapo, cuando me desperté de un letargo, cuando me quitaron las vendas, cuando florecí los sentidos muertos, cuando abrí los ojos, al fin, ante vos.
escrito en Dic./2014 aprox.
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