como el jazz y el blues,
aturdidos, acabados
con pestes entre las manos.
Nos vi enteros, y fragmentados
felices y desolados
cautivos y liberados.
Nos vi desde cada ángulo,
encontrados.
Nos vi como a todo, contrariados.
Nuestras miradas inventaron los paisajes,
nuestros pies nos contaron el verano,
oí a tu lengua, besé tus párpados
y supuse la condición de irrepetibles
cada vez que nos eternizamos.
Cambiando el cielo, nos cambian los halos.
Soy tuya porque soy de todo,
de la lluvia, del río, de la sed, del caos.
Soy tuya porque elijo encomendarme
a crecerte en cada lado,
a envolverte con mis ramas
para que te conviertas en pájaro.
Nos vi como a todo, completados
por la corriente, por el vaivén,
por el espiral enredado
del amor que no sofoca ni hiere,
solo admira lo que es diferente,
del amor que no muere,
solo amanece y florece.
Nos vi altísimos, sin sombras
sin piernas ni brazos, solo labios.
Nos vi como a todo, cambiantes
y sin embargo, tan exactos.
escrito el 02/Dic./2017
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