Mientras lo observo, fantaseo.
El loco soy yo y es otros tantos
heridos en la nebulosa.
Como una sombra, ejecuta su inexistencia.
¡Qué bien huelen los limones!,
exclama el loco que suda esta siesta.
Vaya a saber uno qué ha buscado en la maraña
de la mañana,
que ahora aspira limones y seduce a las palomas.
Ay de mí, loco, la casi cuerda.
La más cuerda de las sogas.
¿Me atás con ella en el pertinente letargo de tus labios?
Por acá soy tan continua,
tan arrancada del piso,
y todo huele tan mal, tan mal
que ahora anhelo limones.
escrito el 8/Mar./2018
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