Y te preguntás, que por qué el viento, que por qué los bichos, que por qué siempre falta tiempo, que por qué la gente se conforma tanto.
Las respuestas se mezclan y te ensombrecés, como con miedo, como con timidez, como con terror al sol.
Pero después, ves el parque, los pajaritos, y él te da la mano.
Listo.
escrito en Sep./2015 aprox.
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