mascullando las palabras
hiriendo el anochecer con creces
total la almohada es sorda
la sábana es indiferente
y el colchón es tan solitario
como yo en esta noche.
Me hubiera ido a dormir
antes que soportar los grillos
antes que extrañar la orilla
de arena mojada que pisaríamos
si fuese
otro lugar, otro día
otro encuentro transitado.
Me hubiera ido a dormir
palpitando nuevos latidos
de incertidumbre atiborrada de cerebros
que se funden en una idea tosca
pero dormir al fin
dormir sintiendo que el sueño
vence cualquier barrera gris.
Me hubiera ido a dormir
respirando hondo una historia
contestando mis súplicas
sobre tu paz
sobre tu vida
sobre tu llegada tan celebrada
sobre vos, directamente.
Me hubiera ido a dormir
cerrando los ojos lentamente
quedando muerta en el instante
tan muerta como viva
tan corazón rápido en estas circunstancias...
que dormir sería
un olvido precipitado.
Me hubiera ido a dormir
que se hizo tan tarde
en las horas tictac, en las agujas
que no dejan ningún silencio limpio,
lamiendo las leyendas
de los que nos dejamos sobornar
por el amor.
Pero en cambio me quedé despierta
en la penumbra de mis propios ojos
en el desierto de mis ojeras
en la sinfonía inexistente
de las palabras que no escucho
de los deseos que me cubren
de las explosiones cotidianas
de las soledades internas
de las risas incalculables
de las preguntas incorrectas
de los presentes acorralados
ante tanto pasado
ante el miedo
de sentir todo esto en los huesos.
escrito en Mar./2013 aprox.
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