y tu lánguido agudo ángulo
han sabido perturbar
los cosenos insaciables.
Y aquel recto camino que eliges,
triángulo de las bermudas playeras,
hace estragos en la galera
de donde mágicamente capturo
los senos al cuadrado
y la secante erguida.
Más que valor se necesita
para entender a los ángulos,
ya sólidos, no planos,
y seguir como si nada.
¡Ya cállense, catetos
no hablen de adyacencias!
Entonces es cuando le grito al oído
a las tangentes y demás,
que don Pitágoras es un genio fumado
post-Tales de Mileto y pre-Platón,
que se fue despacito
a la hipotenusa que lo parió.
escrito en Sep./2008 aprox.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario