jueves, 25 de agosto de 2016

Inferno

Creo que todo el odio reprimido por años y años, de las personas que se esclavizan nueve horas al día en una oficina donde no ven el sol, para obtener eso que sistemáticamente reciben cada mes y se llama sueldo, junto a la bronca porque ese sueldo no les alcanza para mucho y menos que menos pagando las cuotas del auto que están usando, sumado a la impotencia de casi no estar con su familia, y tener que esperar a que lleguen fechas específicas para pedir eso que jefes, directivos y políticos denominan con gran sonrisa "vacaciones", incluyendo la bronca contra ellos mismos por no querer salir de su círculo de confort, multiplicado por la ira que sienten por la idea absurda que nos impone el mundo de que hay que vivir siempre apurados, sin disfrutar de nada, y que implica llegar siempre tarde, por la ansia estúpida de un reloj que está ahí todo el día "tictaceando" el oído, mezclado con el rencor por las deudas de dinero a grandes empresas que no saben de personas sino de números, y aumentado por el odio hacia ese aparato eléctrico que difunde tres luces, y ahora es rojo, y ahora es amarillo, y ahora es verde, recae implacable sobre un sólo dispositivo que esa gente repitiendo como por contagio toca como si así fuera a terminarse su encierro, su prisión diaria, su descontrol: la bocina.
escrito el 08/Ago./2016

No hay comentarios.:

Publicar un comentario