Una batalla cotidiana que se abre paso entre sonidos difíciles-distintos, claros oscuros, y regreso a la abstracción eterna. Bucles infinitos, ¡infinitos!, que se asocian entre sí y me mandan a matar.
No lo viví antes, o sí pero diferente, o tal vez no al fin. ¿Por qué? ¿Porque condicioné mi destino? ¿Porque tengo responsabilidad en la destrucción a la que recurre mi propia cotidianidad? ¿Porque simplemente me rodeo de todo lo que me lleva a esa misma batalla colosal, como masoquista quejándose y rogando más a la vez?
No sé, pero dejame con mis ocurrencias estúpidas y mis pensamientos turbadores mientras tanto, que las batallas mismas ya me quitan demasiado tiempo, demasiado, peleando sin ganar.
escrito en Abr./2014 aprox.
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