Pienso que lo mejor sería ponerme a escribir,
colgar las preguntas en el minutero,
total ese mecanismo no me pertenece
y no me sonroja abatirlo cuando menos lo espera el transcurso de las horas,
pienso que lo mejor sería dejar de asustar a las aristas del cubo
con mis ansias de deformar,
pienso que lo mejor es llevarme a flotar,
hacer la plancha en una realidad de tantas y ver nacer el brote en mi ombligo.
Ya vendrán mensajes pacientes,
ya sobrevolarán respuestas coherentes.
Si hoy no nos pasa, qué importa,
todo tiene su ritmo perfecto aunque nos parezca justo
apurarlos
cuando nos apegamos a lo instantáneo.
Pienso que lo mejor,
a lo mejor,
es sintetizar el hoy y hacerlo zumbido de alas,
meditar con la noche, convertirme en luna,
soltar como viento.
Pero a veces pensar tanto en qué sería lo mejor, también es caer en un pozo
insondable
enfermo
disparado en la caducidad
del ser.
Por eso, me animo a practicar
la nada,
el simple curso
de mi alma como un río,
de mi río como un alma,
de la sutil musicalidad del cielo.
La nada sublime,
la respiración única
del mundo afiebrado
cuando toma su placebo.
escrito en Oct./2018